"No sé por donde empezar, ¿por el principio? o ¿por el final?. No quiero que se trate de otra estúpida carta de amor, sólo pretendo ser sincera y dejar la niñez de lado. No creí que iba a ser tan difícil hacer esto, nos conocemos tanto, y tan poco a la vez... Al escribir estas líneas solo atino a pensar en si esto que hago esta bien o mal, en si por culpa de estas líneas perderíamos nuestra complicidad, nuestra confianza ciega, nuestra amistad de pequeños. Tengo miedo de equivocarme, de hablar demás, de callar innecesariamente. Todavía recuerdo aquel día en que nos conocimos, quizás pensarás que soy una loca fanática, pero simplemente lo recuerdo porque esos ojos, esa mirada, son imposibles de olvidar. -Lo sé, te lo digo siempre...- Eras nuevo en el barrio, nos cruzamos por primera vez en la esquina de tu casa y nos sonreímos, no sabía quién eras, no sabía de donde venías pero sí, algo me pasó por la mente, una sensación extraña recorrió mi cuerpo, e hizo que la sinapsis de mis neuronas, que mi cerebro, me ordenen sonreírte, ¿habrá sido eso?, ¿habrá sido una órnden, o sólo fue un acto reflejo que me provocas cada vez que te veo?. No sé qué fue, pero que pasó, pasó.
A veces pienso si realmente existe el amor a primera vista, y en el caso de que existiera, ¿nos damos cuenta al instante de que así lo fue, que realmente fue a primera vista? ¿O es que con el tiempo entendemos todo?.
Son muchas preguntas, y pocas respuestas. ¿Existirá una verdadera verdad, alguna respuesta lógica? Pero lo que sí entiendo, lo que sí es mi verdad, y es lógico para mí, es que aquella sonrísa de ése primer día en que nos vimos tuvo algún sentido. Para mí fue una obra premeditada del destino. Teníamos que conocernos, teníamos que sonreírnos, pero, ¿tenía que escribirte esta carta?, ¿tenía que arriesgarme y decirte todo lo que me pasa?. Dicen que hay que arriesgarse, sino quizás, toda mi vida podría haberme quedado con la duda de si vos también me queres más que como a una amiga..."
