lunes, 3 de octubre de 2011

Volar.

Es siempre la misma historia.
Así es la historia de su vida.
Ella intenta no ilusionarse, conteneserse, entender que pertenecen a mundos distintos. Está decidida a aceptar la realidad.
Pero tuvo que aparecer Él. Él con esa cara tan perfecta, ojos color café, una sonrisa que encandila y ese no sé qué... Tuvo que aparecer, distorcionar su vida, y encender su corazón.
Ella trata. Pretende que el corazón se calle y que el cerebro actúe.
Pretende que la razón le gane al amor.
Simplemente, pretende ahorrarse las noches solitarias llenas de llanto y tristeza que Ella sabe que vendrán, porque así es la historia de su vida, porque se dedica a intentar atar sus sentimientos a la realidad.
Pero Ella necesita volar, viajar a la irrealidad, a la fantasía.
El problema es que no puede volar sola, necesita de alguien.
El problema es que No hay nadie. No tiene un compañero de viaje.
Sólo hay un vacío. Un vacío imposible de llenar.
¿Si ella se dejara ilusionar y si Él supiera la verdad?, ¿Si Ella le dijera lo que siente?, ¿Si le dijera que quiere unir sus mundos paralelos?
Quizás Él diga que si. Quizás Él se anime a volar junto a Ella, y se permitan ilusionarse juntos...
Pero, al fin y al cabo, es siempre la misma historia. Es la necesidad de volar. Es la necesidad de dejarse ilusionar, y de dejar que actúe el corazón por encima de la razón.
Al fin y al cabo, Así es la historia de su vida. No existe un Quizás. Siempre es el mismo final, siempre su historia queda en el anhelo, sintiendo y queriendo desde un rincón, donde Ella viaja con Él en su imaginación.